La imagen de Jesús del Rescate es una de las más bellas representaciones de este tema de Jesús preso y presentado al pueblo del siglo XVIII. Mide 1’70 cm de altura y es de bulto redondo, realizada en madera de pino policromada y perteneciente a las imágenes de vestir o de candelero. Es atribuida a José de Mora y decir de los Mora, que fue una familia bastetana de imagineros afincados en Granada, en donde montan su taller, realizando una gran cantidad de esculturas para esta ciudad.
El rostro es enjuto y de pronunciados pómulos, con una barba bífida (dividida en dos bucles). Tiene ojos de cristal, con pestañas de pelo natural, nariz fina y boca entreabierta. Igualmente posee un moratón en su mejilla izquierda y escasa sangre. Este tipo de rostro tiene similitudes con el de otros Cristos relacionados con Mora, como el cristo de la Misericordia (del Silencio), el de la Sentencia, el de la Amargura de la hermandad del Via Crucis y el de la Humildad de la Hermandad de la Cañilla.
Representa el pasaje evangélico de Juan, capítulo 19, «Otra vez salió fuera Pilato y les dijo: Aquí os lo traigo para que veáis que no hallo en Él ningún crimen. Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y PIlato les dijo: Ahí tenéis al hombre».
En cuanto a la belleza de su expresión, es inigualable, pues está llena de dolor y resignación. La cabeza la gira suavemente a la derecha e inclinada hacia abajo, teniendo una mirada perdida en su propio sufrimiento, con las cejas arqueadas, subiendo en el entrecejo y cayendo en los lados. La boca, al estar entreabierta en un gesto doloroso, nos permite observar los dientes superiores, tallados con gran perfección. Tiene cuello fino, denotando que es una persona de constitución poco robusta. Tanto las manos, como los pies hasta las rodillas, están tallados, pero destacaremos principalmente las manos, las cuales cruza sobre la cintura, la derecha sobre la izquierda. Se pueden apreciar las venas que discurren en busca de los dedos, estas venas se pueden apreciar tanto en las manos como en los pies. La imagen presenta el pie izquierdo adelantado, en ademán de movimiento y está apoyada en una peana octogonal, dorada en sus adornos vegetales y que es la original de la imagen. En la actualidad la talla nos presenta una peluca en cobre cincelado y policromado en castaño oscuro; ésta, al igual que las potencias y corona de espinas, realizadas por Navas Parejo en sustitución de la peluca de pelo natural, y el nimbo y corona de espinas de plata, sustituidas por las actuales en el año 1929.
La cofradía en su afán por preservar su sagrado titular, encargó primero a Ramón Francisco Rubio y finalmente a la restauradora Bárbara Hasbach Lugo, la restauración de Jesús del Rescate en el año 1997, debido al mal estado de conservación que presentaba esta imagen. Señalar que la elección de la restauradora Bárbara Hasbach fue motivada por los resultados tan favorables obtenidos en otras intervenciones anteriores a imágenes procesionales granadinas como el cristo de la Misericordia.
Como guante, se le puede aplicar muy bien el Cántico de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses:
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Jesucristo, visto a través de Jesús del Rescate, se hace cautivo por nuestra libertad, como efectivamente sucediera en 1682 en la Mámora cuando la Orden Trinitaria rescató al primer Cristo con esta advocación. Jesús se hace Cordero Inocente del sacrificio de la Nueva Alianza, Redentor, Dios hecho hombre y Rescate de todos nosotros.